Ésta es la segunda vez que visito Zúrich, y la primera que lo hago en esta época del año, casi en diciembre. Una buena amiga vive en esta ciudad desde hace algunos años. Ella también es de Lima y juntas suspiramos por las navidades limeñas con sol y playa, y por supuesto, de nuestra tradición de tomar chocolate caliente y panetón en pleno verano, porque si no, «no es Navidad» y como dice ella: «nuestro Papá Noel llega en bikini». Tal vez, para los europeos ésta sea una Navidad soñada.
Es muy diferente de la que se vive en el corazón de Europa. En Suiza, la Navidad es como en las películas que pasan en la tele: nieve, frío y mucho frío, mercadillos navideños, dulces, salchichas, vino caliente con especias y muchas galletas de jenjibre con forma de corazones con frases cariñosas para regalar, villancicos en la calle, muchas luces de colores, árboles de Navidad, gente con mucha prisa comprando regalos…
La calle Bahnhofstrasse en el centro de la ciudad está llena de comercios y ahora, de luces y puestos navideños. Como verán este fue el que más me llamó la atención con tantos corazones…
Conforme nos acercábamos a Werdmühleplatz, se oía un coro de niños entonando villancicos y nos encontramos con The Singing Christmas Tree y el mercado de Wiehnachtsmart corrimos hacia allí y vimos el árbol con los niños cantores que a la vez eran parte de la decoración. Tristemente, fue la última estrofa de villancico final.
Finalmente, el Mercado del Niño Jesús en la Estación de trenes de Zúrich. Lo más alucinante es el árbol decorado con Swarovski y con un efecto de luces que se muestra el resplandor brillante de los cristales. Además alrededor del árbol se exhiben joyas preciosas y un zapatito de cristal, así como de los cuentos de hadas. Muy romántico. Obviamente, no podían faltar más puestecitos con cositas navideñas, con herramientas de chocolate, pastelitos y comida caliente que hace mucho frío.