
Ésta fue la sexta edición de la Experiencia Verema Madrid 2018 que reunió a 1300 entusiastas del vino en el Hotel Westin Palace, el pasado 11 de junio. Verema es una comunidad de aficionados del vino y de la gastronomía.
El evento es un escaparate vitivinícola de más 60 bodegas y distribuidores, que muestran las bondades del vino en un showroom. Recorrimos todo el espacio y nos quedamos con cinco de ellas, que fueron las que más nos llamaron la atención, tres de ellos, por su ligereza y frescura al paladar.
1. Flor de Muga, 100% garnacha, de la bodega Muga de La Rioja, es perfecto para el verano, ligero y suave para hacer llevadero el calor. Según nos comentaron, es un vino elaborado de mosto flor, la garnacha crece en viñedos de 70 a 90 años.
2. Lágrima, malbec 2016, es un vino de Mendoza, Argentina, taninos suaves, delicado en boca y con poca graduación de alcohol.
3. Aula de autor, merlot 2015, denominación de origen Utiel-Requena, en boca es potente, con taninos dulces y toques cálidos.
4. La vie en rose, muy recomendado para el verano, refrescante, suave en boca, delicado y perfumado, uva 100% negrette, Francia.
5. Protos’27 tinto, un vino histórico con nueva línea de producto, sólo para restaurantes.

A la par, también se organizaron tres catas de denominación de origen, D.O. Cava, D.O. Rueda y C.R.D.O. Campo de Borja, en tiempos espaciados de mañana, mediodía y tarde.
Conocimos más de cerca a la D.O. Rueda a través de sus vinos y su uva autóctona, la verdejo. Rueda es una localidad de Valladolid (Castilla y León) y una de las zonas de vinos blancos más importantes de España, es un lujo haber asistido.
La cata fue impartida por Santiago Mora y Álvaro Puras. Para ello, seleccionaron 11 vinos con distintos perfiles aromáticos y sensaciones en la boca. Los cinco primeros eran vinos jóvenes del 2017 que en el plano gustativo tenían una cierta acidez; los dos siguientes, de 2016, eran más frescos, y contaban con una importante madurez y evolución. Según uno de los sumilleres, los vinos de ese año están localizados en la provincia de Segovia, donde los suelos son más ligeros y arenosos, pobres y con condiciones bajas como los viñedos filoxéricos. Por ejemplo, el vino Robert Vedel Cepas Viejas 2016 de Herrero Bodega, no tiene mucha expresividad en nariz pero por lo contrario se nota la cremosidad en el paladar, debiéndose esta sensación untuosa a que no ha visto la madera en la fermentación, es fruto de ese viñedo filoxérico, cultivado en condiciones extremas y de estrés hídrico. Fue uno de mis favoritos de la cata.
La cata se cerró con broche de oro con el vino de la Corte Real, «De Alberto Dorado» verdejo, histórico, que recupera la tradición. Su tonalidad es dorada, el aroma va evolucionando de principio a fin, en un inicio parece manzana asada, toffee y después hay notas de café. Se disfruta mucho más en nariz que en boca, pues no deja de ser un vino de 17 grados, muy abrasivo. Una gran experiencia que espero repetir el próximo año, por lo pronto, me quedo con mi copa de la realeza, que invita a beberlo len-ta-men-te.
La siguiente experiencia es en Salón de Vinos Especiales en Barcelona, el próximo 25 de junio.