«La gente ha aprendido a valorar más su trabajo por el covid-19»

02 de abril
Día 20 cuarentena
En España comenzó el estado de alarma el 14 de marzo.
Supermercado Plaza Día, Soria, España
Recogido por Fabiola Gálvez
*Ana es un nombre ficticio, prefiere ser anónimo.

 

Al pie del cañón

En España, uno de los epicentros del coronavirus. Sólo tres cosas están permitidas para salir a la calle. Ir a la farmacia, al supermercado y pasear al perro,  pero sobretodo ir al supermercado puede ser una mezcla de angustia porque no sabes con quien chocaras en los pasillos mientras empujas tu carrito, o estrés porque tienes que ser muy cuidadoso con lo que tocas, imagina si tuvieras que pasar allí muchas horas, trabajando.

Ana está viviendo en primera fila las dificultades del coronavirus, es encargada de panadería del supermercado Plaza Día en Soria, desde hace 13 años. Tiene miedo y es normal. Sabe que todo tiene mucho riesgo y que la gente se acerca igual a preguntarle algo o darle la conversación.

Hay mamparas de plástico que protegen en el supermercado, pero es sólo para los cajeros, dice. Las personas tienen la obligación de entrar con guantes que los tienen en la puerta del supermercado como medida de protección, porque la gente toca todo.

Recuerda que los primeros días del aluvión de clientes, se dispararon las ventas. En un sólo día se hacían las ventas de toda la semana.

Y durante el estado de alarma, ya le han cambiado de horario tres veces (empezaron de 10 a 8, luego de 9 a 7 y ahora de 9 a 3). Hay más tiempo para la limpieza del local, aunque de igual manera advierte que hay que tener cuidado con el suelo, que en un supermercado es muy difícil limpiarlo a fondo, el virus se queda en todas las superficies y por supuesto, hay que limpiar los productos que compremos.

Igual, para la venta de los productos, está todo el tiempo cambiándose de guantes y en su sector, los panes o bollos, se colocan en bandeja, nada a granel.

Otra medida nueva, por el covid-19, es que el pescado se vende entero, se le quita las espinas o se le puede hacer trocitos. Antes se podía comprar en filetes que uno desee.

Ahora, que el ritmo de los primeros días se ha estabilizado, se ven pocos estantes vacíos.

Pero si hay productos que están agotados el alcohol, el jabón de tocador, tiritas, levadura, gelatina, insumos para hacer repostería, hay menos cosas de caprichos: chucherías, aceitunas, chocolate y lo que no se vende mucho son los bollos de panadería. Parece que estamos empezando a hornear en casa y que tenemos a los chicos con nosotros.

También, se compra mucho congelado, y se pregunta bastante las fechas de caducidad

 

¿Cuál es la mejor hora para comprar cuando no hay ese tráfico de gente?

Aunque  se han multiplicado  por 10 los envíos a domicilio, de 3 a 5 es una hora relativa para comprar. Ni al mediodía a la hora de comer justo ni justo a la hora de cierre o de apertura, aunque es la única tienda de Soria que cierra por la tarde

Todo esto va a cambiar el mundo en todos los sentidos, dice. Los clientes en los supermercados no tratan bien a los empleados pero le sorprende que la gente ha aprendido a valorar más su trabajo por esto, gracias a esto se les reconoce más y toda la labor que hace.

Y la consciencia de las personas ha crecido. Aunque hayan quitado cajas. Ahora la gente respeta y espera. En la paciencia de la gente, se ve que ha comprendido el nivel de alarma.

Pero insiste, para que no olvidemos que hay que respetar la distancia de seguridad y que es muy importante ponerse los guantes y toser en el codo, esto es algo, se repite muchas veces, pero que la gente no lo hace.

No ha sido fácil la presión. Ella sabe que cada día que estar ahí es un foco de infección para sí misma y para los suyos, pero su corazón le dice que tiene que sumar y ayudar en esto

Gracias, Ana, y a todas las Anas, por estar al pie del cañón, en este momento de gran conmoción.

 

 

Nueva York cierra sus restaurantes por el coronavirus. La experiencia de José Luis Chávez de ‘Mission Ceviche’

 

La historia del chef José Luis Chávez es muy inspiradora. Él es venezolano, de padre peruano, y es residente en los Estados Unidos. El día viernes, hablamos para que me cuente cómo ha vivido la situación de los cierres de restaurantes en Nueva York, una de las ciudades que está siendo más golpeadas por el coronavirus.

Quedamos para conversar por teléfono, a sus 2 pm, las 8 de la tarde en Madrid. Justo, el momento de los aplausos en los balcones, en España. Se lo comento, y me dice: “También aplaudimos, pero a las 7pm”.  Es ya una rutina.

En el estado de Nueva York, llevan 3 semanas de confinamiento. Aunque los restaurantes llevan cerrados al público desde hace un mes, sí están disponibles el delivery y el take away. Hay algunos restaurantes que siguen operando bajo esta modalidad pero en el caso del chef, me cuenta que los primeros cuatro días intentaron este servicio y no les funcionó, por lo que tuvieron que cerrar el restaurante, y los otros 3 puntos de comida que tiene, no los puede operar porque los mercados gourmets, han cerrado, también.

Hasta este día, 42 personas han dejado de trabajar, es decir, el total del personal de la compañía, incluidos los socios y el propio chef.

El chef José Luis Chavéz comenzó con una barra cevichera peruana, en un puesto de comida en el Gansevoort Market, hace 6 años, llamado “Mission Ceviche, healthy & bowl”, luego el siguiente en Soho en Canal Street Market y el tercero en Norwalk, Connecticut. Los proyectos funcionaron muy bien y le dieron la oportunidad de introducirse al sector, se empezó a dar a conocer en los medios especializados, e incluso, representó a Perú en el “Food & wine festival” en Aspen, Colorado, uno de los eventos más grandes en Estados Unidos.

Pero su sueño aún se hizo más grande cuando abrió “Mission Ceviche, restaurant & bar” con un servicio completo de restaurante, en Upper East Side, en Manhattan. Al poco tiempo de la apertura, le dio una gran alegría. Fue reseñado, por el famoso crítico culinario Pete Wells del New York Times, en septiembre del año pasado. Le otorgó 1 estrella, que significa un ‘buen restaurante’. “Después que salió la publicación, teníamos cola de 1 hora a 1 hora y media”, dice José Luis.

¿En qué momento te pilló el coronavirus con tus proyectos?

Nosotros habíamos abierto el restaurante 8 meses atrás. Cuando un restaurante se abre, el tiempo de llegar al equilibrio es de 6 meses a 1 año. Estábamos ya recuperándonos, preparándonos para el verano, aplicamos para el sidewalk café license que es la parte de afuera del restaurante donde iban a entrar 20 sillas más, estábamos emocionados por todo pero salió este tema del virus.

Nosotros hacíamos bromas con la cuestión, nunca llegamos a pensar que iba a llegar hasta este nivel. Al principio, solamente podíamos trabajar con el 50% de espacio, por ejemplo, si entran 100 personas, sólo podíamos tener 50 personas en el restaurante y luego nos dijeron que sólo podíamos trabajar delivery y take away. Lo hicimos 4 días pero no funcionó, el concepto está dedicado para ser una experiencia. Incluso hicimos un menú más pequeño.

Entonces, nos sentamos con mi socio, a ver números. Primero, no nos conviene estar abiertos porque no se está vendiendo; segundo, aunque estaba permitido poder abrir, la idea era que nos quedemos en casa. Mi esposa también estaba preocupada que yo estaba yendo, y veían que la cosa se estaba descontrolando, yo estoy en Upstate a 2 horas de New York,  mi suegra tiene una casa grande y aquí están todos sus hijos, estamos con toda la familia.

¿Cómo les ha afectado económicamente?

Nos ha afectado mucho, teníamos un cashflow, un dinero que se queda en el banco para gastos, que era para prepararnos para el verano, para invertir 19 mil dólares para la parte de afuera, el techo, etc. Tuvimos que pagar un seguro para empleados, por ley. Entre eso, y otros gastos, quedamos en cero. Tenemos cuentas que no hemos pagado, a los proveedores, la renta, todavía no sabemos qué hacer. El gobierno sí ha ofrecido ayuda, pero todavía estamos lidiando con eso. La única manera que podamos volver a abrir es que recibamos la aplicación de un préstamo de cualquier banco, que hayamos aplicado. Es un retraso total, es difícil porque son decisiones duras, cuando tú abres un restaurante como en mi caso, tengo presión, porque tengo que proveer para mí y mi familia, y básicamente tengo que devolver ese dinero a mis 5 socios que invirtieron en mí.

¿Cuántas personas trabajaban contigo?

En total, trabajaban 42 personas en toda la empresa.

¿Los has tenido despedir?

No, despedirlos… les pagamos una compensación, que es como si fuera un seguro cuando se enferman. La diferencia por ejemplo en Perú, hay un contrato de trabajo, de alguna manera hay que pagar y te tienen atado. En New York, trabajamos más sencillo, tienes un contrato pero si nosotros queremos despedir, lo despedimos, y ya. El sistema de acá, es así. Ellos están en unemployements, que es uno de los beneficios que brindó el gobierno, que es para pagar tres trillions dollars, mucho dinero para ayudar a mantener la economía. Ellos sí están recibiendo un salario del estado, son 600 dólares semanales. En nuestro caso, nosotros no, ni mi socios, como dueños.

Has hablado con tus compañeros del sector ¿Qué sensaciones tienen?

Frustración, temor, nadie sabe cómo vamos a volver a empezar, si no recibo el préstamo, de repente quedo en bancarrota, son más de 100 mil dólares para volver a empezar. Allí, uno ha puesto su vida y de un momento a otro se cierra y no sabes cómo vas a volver a abrir.

¿Cuál es el futuro de los restaurantes? Aquí, en España, hay restaurantes que están adaptándose al servicio ‘delivery’ y se dice que será como una próxima solución. ¿Cómo lo ven por allá?

En el caso de Mission Ceviche, hasta que tengamos luz verde para operar, nada. Nosotros ya lo intentamos [el delivery]. Está funcionando para algunos conceptos, no necesariamente deja dinero pero está cubriendo algunos gastos, y se mantienen vivos. Nosotros vamos a decir que estamos congelados, actualmente. Esto se va a solucionar, y se van a volver a abrir los restaurantes y la economía normal. Este golpe económico va afectar a todos, no vamos a vender lo mismo de antes que sucediera lo del virus. Puede ser que sí tengamos que recortar personal, y otras medidas: cambiar el menú, trabajar con productos que no sean tan caros, para tener más margen de ganancia. Y lo que está sucediendo para restaurantes que apenas estaban sobreviviendo, lamentándolo mucho van a tener que irse, miles.

En la fanpage en Facebook de José Luis, he querido rescatar este mensaje que nos deja en un vídeo, pasando su primera semana de cuarentena dice:

“Imagínate, yo siempre soñé cuando estaba en la escuela que un día iban a cerrar la escuela y nos íbamos a quedar en casa y nunca paso hasta ahora cuando más quería trabajar, pero bueno lo único que tienes que hacer para salvar al mundo es quedarte en casa”.

¡Oído chef!

Muchas gracias por la entrevista, José Luis. ¡Todo lo mejor para ti!

Redes sociales del restaurante:

Instagram: @missionceviche

Facebook: missionceviche

Chef:

Instagram: @chefjoseluischavez

Facebook: cocinando en vivo con José Luis Chávez

New York Closes its restaurants due to coronavirus. The experience of José Luis Chávez from Mission Ceviche

Chef José Luis’ story is very inspiring. He’s Venezuelan, to a Peruvian father, and he’s an American resident. On Friday, we talked to him about how he has lived the closing of restaurants in New York, one of the most affected cities in the world due to coronavirus.

We arranged to talk on the phone, at 2 p.m. in NYC, 8 in the afternoon in Madrid. Right the moment to applaud from balconies in Spain. I told him, and he said to me: “We also applaud but at 7 p.m.”. It’s already a daily routine.

In New York City, they’ve been under lockdown for three weeks. Although restaurants are closed to the public one month ago, however, delivery and take away services are available. There are some restaurants that keep operating under that modality, but in the case of the chef, he said that the first four days they tried it, but it didn’t work so he had to close the restaurant and his other 3 fast casual stands can’t operate because the gourmet markets are closed.

Until now, 42 people have stopped working, that is to say, the whole company staff, including partners and the chef himself.

Chef José Luis Chávez started with a Peruvian ceviche bar at a food stand at Gansevoort Market, 6 years ago, called «Mission Ceviche, healthy & bowl», then the next in Soho at Canal Street Market and the third in Norwalk, Connecticut. So, the projects worked very well and gave him the opportunity to get into the sector, he began to be known in the specialized media, and he even represented Peru in the «Food & wine festival» in Aspen, Colorado, one of the largest events in the United States.

But his dream became bigger when he opened “Mission Ceviche, restaurant & bar” with a restaurant complete service, in Upper East Side, in Manhattan. Shortly after the opening, he got great news. It was reviewed by Pete Wells, the famous restaurant critic from the New York Times, last September. He gave him one star, which means a ‘good restaurant’. “After the publication came out, we had queues over one hour to one hour and a half”, said José Luis.

 

When did coronavirus catch you with your projects?

We had opened the restaurant eight months earlier. When a restaurant opens, the time to reach equilibrium is 6 months to 1 year. We were already recovering, preparing for the summer, we applied for the sidewalk café license, which is the outer part of the restaurant where 20 more chairs were going to come in, we were excited about everything, but this virus thing came up.

We were joking about it, we never thought it would reach this level.  At first, we could only work using 50% of our capacity, for example, if 100 people came in, we could only have 50 people in the restaurant, and then we were told we could only work delivery and take away services. We tried it for 4 days, but the concept didn’t work. We even made a smaller menu.

So, we sat down with my partner, to balance the accounts. First, we don’t want to open because we’re not selling; second, even though we were allowed to open, the idea was that we stay home. My wife was also worried that I was going, and they saw that things were getting out of control, I am in Upstate 2 hours from New York, my mother-in-law has a big house and here are all her children, we are with the whole family.

 

How has it affected you financially?

It has affected us a lot, we had cash flow, money that stays in the bank for expenses, which was to prepare us for the summer, to invest 19 thousand dollars for the outer part, the roof, etc. We had to pay insurance for employees, by law. Between that, and other expenses, we were back to the start. We have bills that we haven’t paid, the suppliers, the rent, we still don’t know what to do. The government has offered to help, but we’re still dealing with that. The only way we can reopen is if we get a loan application from any bank that we have applied for. It’s a total delay, it’s difficult because these are hard decisions when you open a restaurant like in my case, I have pressure because I have to provide for myself and my family, and basically I have to pay that money back to my 5 partners who invested in me.

 

How many people were working with you?

In total, 42 people were working through the company.

 

Did you have to fire them?

No, to fire them…we pay them compensation, it’s like an insurance coverage when they get sick. The difference, for example, in Perú there’s an employment contract, somehow you have to pay, and you have no choice. In New York, we work more simply, you have a contract but if we want to fire you, we fire you, and that’s it. Here the system is like that. They are in unemployments, which is one of the benefits that the government provided in order to pay three trillion dollars, a lot of money to help maintain the economy. They really are receiving a salary from the state, it’s 600 dollars a week. In our case, we are not, nor are my partners, as owners.

 

You have spoken to your colleagues in the sector, what are their feelings?

Frustration, fear, nobody knows how we are going to start all over again, if I don’t get the loan, maybe I might go bankrupt, I need more than 100 thousand dollars to start again. There, you have put your life and any moment now it closes, and you don’t know how you are going to reopen.

 

What is the future of restaurants? Here, in Spain, there are restaurants that are adapting to the ‘delivery’ service and it is said that it will be like a solution in the future. How do you see it over there?

In the case of Mission Ceviche, until we get the green light to operate, nothing. We’ve already tried [delivery]. It’s working for some concepts, it’s not necessarily leaving money but it’s covering some expenses, and they’re staying alive. We’re going to say we’re currently frozen. This is going to be fixed, and restaurants are going to reopen, and the economy is going to go back to normal. This economic blow is going to affect everyone, we are not going to sell the same amount as before the virus happened. We may have job cuts, and other measures: change the menu, work with products that are not so expensive, to have more profit margin. And what is happening to restaurants that were barely surviving, unfortunately, will have to go, thousands of them.

In José Luis’ Facebook fan page, I wanted to rescue this message that he leaves us in a video, in his first week of quarantine he says:

“Imagine that I always dreamed of, when I was at school, that day they would close the school and we would stay home, and it never happened until now when I so wanted to work, but well the only thing you have to do to save the world is to stay home”

 

Yes, chef!

 

 Thank you very much for the interview, José Luis. All the best for you!

 

Restaurant’s social networks:

Instagram/@missionceviche

Facebook/missionceviche

Chef:

Instagram: @chefjoseluischavez

 

La barista Fanny Ayala detrás del café peruano en Madrid

Fanny dibuja en el café

El café de Perú es todavía un poco difícil de encontrarlo en la capital. La primera vez que aquí escuché sobre café de Perú fue por la cadena de cafeterías de Starbucks, allá por el 2015, Suspiro de Limeña escribió sobre ello, pero no es hasta ahora que he vuelto a saber de café peruano, esta vez, de especialidad, por la cafetería El oso y el madroño.

Fanny Ayala, barista y dueña de la cafetería, ha estado dedicándose durante estos últimos seis años al mundo de café de especialidad. Todo empezó en un viaje a Italia y en una cafetería, quedo impresionada cuando vió como un barista le servía el café, como si fuera un ritual. Después, ella regresa a España y empieza a buscar qué era un barista, dónde podía estudiarlo para poder aplicarlo a su negocio, así que tuvo formadores en el Instituto del Café, y se involucró en los campeonatos de cafés especiales para lattear, e incluso este año quedó tercera en la categoría de latte art en Speciality coffee Association of Europe (SCAE España).

 

Ahora es una experta en la materia y nos acerca a esta tendencia.

¿Qué son los cafés de especialidad?

 

Son cafés con trazabilidad, con control de calidad que empieza desde la recolección a mano, el transporte desde el país de origen, el tostador de cafés especiales que lo adquiere para su comercialización, y finalmente, el barista que lo manipula para servirlo.

Los cafés de especialidad se consumen apenas en un 5%, así que tú eres una de las privilegiadas, porque el resto toma café comercial, aparte de que el de especialidad es caro a comparación de los otros. Es más, yo hice un “experimento” con mi hijo, para que nunca pruebe el café comercial y sea un privilegiado más [risas].

 

¿Cuál es la diferencia de un café de especialidad de un café comercial?

 

Al hablar de café comercial, hablamos de un café de volumen, a granel, que no ha tenido este cuidado tan especial como hemos explicado anteriormente. En el sabor también se halla otra parte de la respuesta, el café comercial es más amargo, mientras que el de especialidad tiene diferentes notas como frutos secos, a chocolate incluso hasta champagne, en granos verdes.

En café comercial se puede saber que es de Perú, Colombia o que es de Ecuador como es el de Starbucks pero realmente no se puede saber de qué origen es.

Otra diferencia importante es el nivel de cafeína. Si te tomas dos café de tipo comercial es como si te tomarás 6 de especialidad. Vas a estar más cardíaca pero no más activa. La explicación es por las variedades de café escogidas, para los comerciales se suele emplear la “robusta”, que crece entre 0 y 800 msnm, y para los de especialidad se utiliza la “arábica” que crece desde los 800 a los 2200 msnm, es un “café de altura”. La cafeína es el protector natural de la planta contra los insectos, lo comen y se envenenan. El robusta tiene más cafeína que el arábica, por tanto, además es más amargo. Por ejemplo, supongamos a un caficultor con una finca de café con 10 mil hectáreas, esto no significa que tenga dinero, a ellos les crece el café por castigo, y no pueden destinarlo todo a los cafés especiales porque se necesitan una mano de obra exclusiva para eso.

Para la cosecha, las cerezas del café comercial se recolectan todos a la vez estén o no maduros. Sin embargo, en el caso del café especial sólo recolectan lo maduro, dado que el café no crece parejo entonces el caficultor cosecha lo maduro en ese momento, y dentro de tres días volverá por los nuevos granos maduros. El café madura entre abril y septiembre, el óptimo es en junio y julio de 2018.

 

¿Cómo ves el mundo del café de especialidad en Madrid?

 

La situación del café de especialidad en Madrid, apunta bien porque cada vez hay más cafetería de especialidad o coffee shops. Ahora mismo es tendencia que va creciendo, somos 40 cafeterías en la capital, y somos voceros de esta ola.

 

¿Y en Perú?

 

Es un boom, yo estoy contenta, allá está más fuerte que aquí. Date cuenta que aquí hay mucho consumo de café en un bar o en un restaurante, pero no en un coffee shop, y sin embargo, en Perú se están abriendo cada vez más coffee shops.

 

Los peruanos no tenemos esa costumbre de consumir café como los españoles, que lo toman como mínimo dos veces al día.

 

Nuestra alimentación es diferente también, nosotros empezamos con un buen zumo natural, que es el reemplazo al café.

Recolección de café en Chanchamayo

 

¿Cómo consigues el café de especialidad de Perú?

 

Lo que me gusta mucho del café en Perú es que yo tengo amigos con su coffee shop y ellos trabajan con su productor local, eso es de lujo total, sin embargo, aquí el café lo mandan a través de Alemania, yo no conozco al productor ni nada, los cafés especiales algunos llegan a Barcelona, tiene lógica, viene en barco. El café de especialidad de Perú es escaso, es complicado de conseguirlo, de hecho ya no sé si trabajaremos en el futuro con el peruano.

 

Para mi primera visita a un coffee shop, ¿qué me recomiendas?

 

A un cliente yo siempre le pregunto “tomas o no tomas leche”, porque hay gente que quiere café solo, entonces yo siempre empiezo por ahí; “lo quieres en caliente o en frío o es la primera vez”, a lo primero un espresso, y a lo segundo, un cold brew. Otro detalle es el orden para tomarlo, por ejemplo, si quisieras probar un espresso además de uno con leche, siempre tienes que empezar por el espresso y luego el café con leche, el porqué es que la leche enmascara los sabores, y todo lo que viene después tiene que esperar hasta media hora para poder percibir los aromas y todas las propiedades del café.

 

¿Qué se necesita para una buena taza de café en casa?

 

El agua es importante porque es el 99% de nuestro café, el agua de Madrid es demasiado blanda y la de Barcelona es demasiado dura, así que hay que buscarle el punto intermedio que es, de los blandos, el que no sea tan blando. Se puede considerar «agua blanda» a aquélla que tiene medida de dureza por debajo de 150, y «agua dura» a aquélla que supere esa medida. El café se puede elaborar con agua del grifo, pero en este mundo somos muy puristas y el punto bueno del café lo vamos a conseguir con agua mineral de unos 130-140 de medida de dureza.

Para un café fresco es mejor si lo vas a moler al momento. A partir de 2 días, la molienda se envejece y pierde su fragancia. Si está en grano entero, lo ideal es utilizarlo dentro de los 3 meses.

 

Aparte de café, ¿qué más toma un barista?

 

De todo, pero lo que sí es cierto, es es que nos cuidamos el paladar. Para ser un buen barista nos enseñan a no tomar sal, azúcar, no fumar, llevar una vida tranquila. Hay un protocolo antes de cada cata, por ejemplo, el día anterior tienes que comer comida muy sana, todo para que cuando cates seas más sensible.

Por otro lado, si tomara azúcar, mi nivel de dulce estaría muy elevado, el paladar llega un momento en que si tomas cuatro sobres de azúcar ya no te va a satisfacer, porque está tan saturado, y ya si tomas cinco, seis o siete ya da igual porque has sobrepasado.

 

¿Cuál es tu café favorito?

 

El cold brew.

¿Cómo se abrió el primer restaurante peruano de Madrid en 1973? Entrevista a Magalli Ferrari, dueña del restaurante “El Inca”

Magalli Ferrari

Siempre había querido conocer El Inca, el primer y más antiguo restaurante peruano en Madrid desde 1973, y al entrar pienso ‘aquí empezó todo’.

En los años 70 y 80, el Perú era un país totalmente desconocido en España, se sabía a grandes rasgos que era parte de América Latina, que la capital era Lima y poco más. Ante este panorama, ¿cómo a alguien se le podría ocurrir abrir un restaurante peruano en la capital?, pensé. Los dueños originales nunca se hubieran imaginado que marcarían el precedente para dar paso a que nuevos restaurantes peruanos se abrieran en Madrid, y mucho menos, vislumbraron que la gastronomía peruana sería reconocida por el mundo, casi tres décadas después.

Eran los años 70. El Perú vivía una época de crisis política por el golpe de Estado del dictador Juan Velasco Alvarado, habían un montón de huelgas violentas en la calle, y mucho desorden público. Muy singular es que España tuviera el mismo sistema de gobierno, aunque el clima político, económico y social era otro, el duro régimen del dictador Francisco Franco llevaba establecido 40 años y había una cierta estabilidad.

Magalli Ferrari, limeña y actual propietaria del restaurante El Inca, me cuenta cómo era en aquellos tiempos. A los 7 años de edad emigró a España con sus padres escapando del caos.

“El Perú estaba muy bien en el sector económico, la moneda era el dólar, tú venías a España con un colchón. Mi madre me decía que comprar una lavadora era como comprar un lapicero. Lo que más me sorprendió era que en Lima teníamos televisor a color y todos los canales del mundo y en España sólo teníamos blanco y negro y dos canales, no había más. Pero en Lima, las cosas estaban para abajo, así que dieron el paso y dijeron allá hay trabajo, vamos”, me comenta.

Y añade, “en ese entonces, la gente que emigró eran personas muy cultas y aquí (en España) se necesitaba gente cualificada”.

A pesar de la pobreza, en la España de Franco “había trabajo, seguridad en las calles, podías caminar hasta tarde y no pasaba nada”. Recuerda sonriendo que “llamabas al sereno con palmadas para que viniera y te abría el portal, era como el guarda. Parece que esto es antiguo, pero España ha evolucionado recién hace 20 años”.

A los 14 años, Magalli retorna a vivir a Lima, “Mi madre emocionada me enseñaba la Plaza Mayor, orgullosísima e íbamos a comer por el centro, en medio de las bombas lacrimógenas y ella decía ‘esto es normal’, pero para mí no lo era, lo que más me asombraba era esa naturalidad con la que se veía las cosas”.

 

El Inca en 1973

 

El restaurante El Inca nace de las reuniones de los profesionales que migraron a Madrid y empezaron a trabajar en buenas empresas. “Entre todos ellos se conocían. El dueño original, Richard, era periodista, locutor de radio y fundador del restaurante junto a su mujer”. Magalli lo recuerda como “un señor de Lima, como los de antes. Era un señor trajeado, muy organizado, elocuente, educado, un caballero. Eso en la gente española les llamaba la atención, les hablaba de su música, hasta ahora la gente pregunta por él.”

Tiempo después, “su mujer y él estaban ya mayores, se fueron a Alicante con sus hijos que ya no querían el negocio, así que se lo dejaron a un camarero que se llamaba René pero este pobre no supo cómo administrar y tampoco pidió ayuda”.

 

El Inca en 2003

El Inca, actualmente

Magalli y su relación con la cocina comenzó desde que era pequeña. “Mi mamá siempre cocinaba peruano, ella fue la que nos aficionó. A mí me salían bien los asados, los chicharrones, los sanguchitos, tengo todavía en mis manos cicatrices de cuando manipulaba el trinche”, y me muestra orgullosa y sonriente sus manos.

Ya radicando en España, en el año 2000, Magalli invierte adquiriendo una franquicia inmobiliaria, y tal es la casualidad, que uno de sus nuevos clientes era el dueño de El Inca, que pretende traspasarlo porque no va nada bien. La noticia hace eco en su tía, la cual llevaba más años que ella en España y conocía toda la historia del local, y la convence para ir a visitarlo, le dijo“vamos a comer a El Inca”.

Me explica Magalli que El Inca en sus inicios era el punto de reunión de los peruanos y toda la gente acomodada española de la época, era un sitio regio. Sin embargo, cuando el fundador lo deja en manos de los camareros, el negocio se hunde irremediablemente. Durante este almuerzo con su tía, en un punto de nostalgia y sentido del deber, ambas se autoconvencen de que pueden sacarlo adelante, y deciden tomar las riendas del negocio. Devolverlo a la vida les supuso nada menos que 200.000 euros, una buena cantidad, para la época.

Así las cosas, en 2003, Magalli continuó con la historia de El Inca. En ese momento, me cuenta “cuando yo comencé éramos 5 restaurantes y apenas quince años más tarde se han abierto un total de 180”. En esta época ya se iniciaba con fuerza la revelación de la gastronomía peruana en el mundo con el chef Gastón Acurio a la vanguardia.

 

Los ingredientes viajeros

 

Hasta hace poco, tener un ají amarillo o cualquier otro producto peruano en España era como si fuera la última botella de agua que quedaba en el desierto, era una necesidad. Magalli describe “antes venían los paisanos con una bolsa de yute, literal, diciendo ‘tengo rocoto’, ‘¿a cuánto?’, preguntaba,‘13 el kilo’ ,y ahí tenía cámara congeladora y los echaba, luego otra de yute con ají amarillo, ‘¿cuánto tienes?’, ‘6 kilitos’, ‘traiga para acá’, y con el pisco pasaba igual”.

Otro manera de remediar la falta de ingredientes era sustituyéndolos por productos locales. “Por ejemplo se usaba la aceituna negra de kalamata que es muy parecida a la nuestra, teníamos que buscarnos alternativas. Para suplir la papa amarilla nuestra se usa la papa agria gallega y salen las causitas muy ricas, igual pasaba con la corvina para el ceviche, porque no entraba al mercado español”.

Aceituna kalamata y aceituna negra peruana

 

Durante los años 90, en la época del primer gobierno de Fujimori y el terrorismo senderista, miles de peruanos emigraron a España buscando oportunidades, sólo necesitaban un contrato de trabajo. Esto acrecentó la demanda de ingredientes, y de la misma manera, aprovecharon sus equipajes para viajar en cada ocasión.

“En el 2005, la importación de ingredientes se formalizó con la aparición de distribuidoras, empezaron a preguntar qué es lo que se necesita y ellos son los que deciden importar. Yo trabajo con Vaper, es una distribuidora de dueños españoles, ellos han puesto sus tierritas en Perú y se traen sus productos, por ejemplo, yo tengo una especie de ‘Inca Kola’ de ellos pero pone ‘Vaper Dorada’, que es igualita a la original, lo hemos probado en la cocina con un montón de peruanos”.

Ya han pasado 45 años desde que El Inca abriera y su esencia sigue intacta, así como la cocina criolla que sigue siendo la representante. El ají de gallina es el favorito de los comensales aunque también hay otros platos de la influencia chino-peruana como el arroz chaufa, o africana como los anticuchos, y los clásicos ceviche, tiradito, causa limeña. El pisco sour hecho con macerado de quinua es espectacular por lo refrescante que es, y no aturde de más, mientras que los postres de la casa, cheesecake de maracuyá, cheesecake de lúcuma y algarrobina, tocino de cielo y flan casero, sin duda merece la pena probarlos.

A pesar del paso de los años, el público de El Inca sigue siendo el habitual, pese a los cambios de propietarios. En una mesa frente a la mía, unos comensales españoles, todos mayores, salvo una chica más joven, pedía una segunda ronda de piscos. Al terminar, piden la cuenta al mozo, uno de de los mayores le dice a la más joven “aquí ya me conocen, yo venía desde hace 50 años”. En ese momento, me imaginé la primera versión del restaurante, El Inca de los años 70.

Si estás en Madrid y quieres conocerlos puedes pasarte por Calle de Gravina, 23, o llamar para reservar al 915 32 77 45.

Mentiras y verdades de los «superalimentos» con Elisa Blázquez

Elisa Blázquez
 

La quinua, la lúcuma, el acaí, la espirulina, el té matcha y muchos otros forman parte de la lista de los llamados «superalimentos» y cada vez más y más se incorporan. Pero, ¿qué es un superalimento? ¿Realmente son más nutritivos que otras verduras, frutas y cereales que ya conocemos o es una estrategia de marketing? Personalmente, aunque a mí me sorprende cómo han emprendido viaje a España y a otros países europeos, lo cierto es que siempre han sido parte de la dieta de sus países productores, y sin ir más lejos, en Perú, precisamente yo crecí tomando quinua y maca, algo muy común en mi país y supongo que lo mismo pasará en Camerún, Nigeria o Brasil con sus ciudadanos. Lo curioso del asunto es que pese a haber existido desde siempre, nunca antes se ha conocido como «superalimentos», a ello se agrega que no hay una oficialización por parte de algún instituto de investigación o unos parámetros de nutrición que determinen a qué se le puede llamar de esta manera.

 

Por eso, para despejar todas las dudas en torno a este tema, conversé con la nutricionista integrativa Elisa Blázquez intentando dar respuesta a estas interrogantes y a otras, tales como ¿qué son?, ¿cómo tomarlos? ¿engordan? ¿son buenos para los bebés? ¿cómo los valora el consumidor español? Vamos con ello.

 

  • Últimamente estamos escuchando acerca de los superfoods o superalimentos pero, ¿qué es un superalimento?

Se trata de alimentos con una elevada densidad de nutrientes, poseen contenidos elevados en vitaminas, minerales, ácidos grasos esenciales, fibras, y sobre todo, antioxidantes. Al tener un valor nutricional tan alto son beneficiosos para la salud y nos aseguran una nutrición óptima sin un exceso de calorías.

 

  • ¿A qué se les puede llamar superalimentos?

Es una denominación que se utiliza para alimentos muy diferentes, pero todos ellos provienen del reino vegetal. Pseudocereales como la quínoa, semillas como la chía, plantas como el té matcha o la hierba de trigo, y una gran cantidad de bayas y frutas como la granada son considerados superalimentos.

 

  • ¿Quién clasifica un alimento como «superalimento»?

Realmente no hay una clasificación oficial y cada año se suman a esta definición nuevos alimentos.

 

  • ¿Los superalimentos son un mito o una realidad? ¿Es verdad que si los consumimos seremos como los superhéroes?

Son una realidad en cuanto a que nos aportan muchos nutrientes y resultan beneficiosos para la salud por ello, pero no tienen súper-poderes. Lo más importante para tener una buena nutrición es llevar una dieta equilibrada y balanceada, en este contexto, los superalimentos son muy beneficiosos, pero si el resto de la dieta no es correcta, poco podremos lograr con ellos. Yo siempre digo que son un valor añadido al plato, pero el plato tiene que ser sano y nutritivo también.

 

  • ¿Cómo mejora nuestra salud consumiendo, por ejemplo, maca, arándanos, acaí, algas (es decir, cualquier superalimento) en nuestra dieta?

Cada uno tiene unas propiedades distintas. La maca es muy energizante y beneficiosa para el sistema hormonal, el acaí nos aporta vitamina C y antioxidantes fundamentales para el sistema inmunológico, las algas son una fuente excelente de calcio y hierro, etc. Como veis todos son buenos para algo, por lo que viene bien que los vayamos rotando.

 

  • Podrías darnos unos ejemplos de cómo utilizar los superalimentos en nuestra alimentación

Como en general son energizantes y nutritivos, a mí me encanta incorporarlos en el desayuno. Por ejemplo preparar un bowl de avena con superalimentos, podemos echar una cucharadita de cada: maca, acaí, chía y cacao. Y luego acompañar con un té matcha. Nos iremos al trabajo con las pilas puestas.

 

Bowl avena
 

  • Estos superalimentos, ¿engordan?

Engordamos por el total de las calorías de la dieta, no por un ingrediente aislado. No obstante, en general se trata de alimentos con muchos nutrientes pero con pocas calorías. Yo los recomiendo en las dietas de adelgazamiento porque es muy importante asegurar un correcto aporte de antioxidantes y vitaminas a pesar de reducir las calorías. Son ideales para ello.

 

  • ¿A qué hora del día es mejor tomarlos?

Depende de cual hablemos, en general está bien por la mañana, aunque también al mediodía, y algunos como las semillas ricas en fibra pueden ser beneficiosos por la noche para asegurar un correcto tránsito intestinal.

 

  • ¿Se recomienda para los bebés y niños? ¿Y cómo dárselo?

Los bebés tienen que ir introduciendo alimentos comunes inicialmente, así que no lo recomiendo en niños que no lleven ya una dieta variada. En niños a partir de 3 años sí que podemos incluir algunos, sobre todo cereales, bayas y frutas. Lo ideal es dárselos en el desayuno, o hacerles batidos de frutas con ellos. No recomiendo los que tienen algún tipo de excitante.

 

  • ¿Por qué la “quinoa” o la quinua está tan moda no sólo en España sino en el mundo?

Porque se trata de un pseudocereal muy rico en minerales y además aporta proteínas de alto valor biológico, escasas en el reino vegetal. Tiene poco almidón y su índice glucémico es bajo, resulta ideal tanto para dietas de adelgazamiento como para deportistas. Es un alimento muy versátil.

 

  • En España ¿los consumidores son abiertos para probar la maca, el acaí, la espirulina…?

Sí lo son, cada día más. Yo los propongo continuamente y a la gente le encanta el concepto y sus sensaciones cuando lo toman. Son sencillos de incorporar y nos aportan mucho en poca cantidad. Es ideal para todo aquel que quiere cuidarse, pero busca la practicidad.

 

  • Aproximadamente, ¿podría señalarnos un porcentaje o de qué edades son los más interesados en consumirlos?

Según mi experiencia, de los 30 a los 60. Las personas de 30 llevan ritmos de vida frenéticos y buscan complementos que les ayuden a asumir las cargas. A partir de los 50 el organismo experimenta cambios y enfocamos la nutrición en el envejecimiento saludable.

 

  • ¿Cuál es el superalimento más consumido en España?

Seguro que hay alguna estadística pero no la conozco. Te diría que la quínoa y la chía, porque están en boca de todos.

 

  • ¿Tiene alguna recomendación para distinguir entre la quinua ecológica de una no ecológica?

Para asegurarnos de que un producto es ecológico tiene que llevar un certificado en su empaquetado. Si no lo lleva es difícil de diferenciar.

 

  • ¿Por qué el costo de estos productos suelen estar por encima del promedio?

Normalmente son productos que vienen de lejos y que deben de ser cultivados en zonas muy específicas para que tengan sus propiedades. Los antioxidantes que tiene una baya o vegetal se producen porque los necesitan para sobrevivir en entornos hostiles. No tiene la misma capacidad antioxidante una baya cultivada en la montaña que otra cultivada en un invernadero. Además necesitan ser cultivados de manera orgánica y madurados en la planta para mantener todas su propiedades. Todo esto encarece su precio.

 

  • Superalimento natural vs. procesado. ¿Cuál de los dos formatos tiene más aceptación en el público? ¿Las propiedades varían si es en cápsulas, harina o natural?

El público normalmente busca la sencillez en el consumo, por lo que gustan mucho los formatos en polvo o incluso en cápsulas. Si nos aseguramos de que han sido procesados de una manera adecuada y orgánica puede ser una buena alternativa consumirlos en polvo, pero siempre que sea accesible y viable, será mejor consumirlo al natural.

 


Si desean consultar algún tema relativo a nutrición o buscar un asesoramiento personalizado, pueden visitar la web de Elisa Blázquez, a quien le agradezco esta interesante conversación. ¡Hasta la próxima!

Lola’s restaurant: El restaurante peruano más popular de Zúrich. Entrevista a la chef y dueña Lola Orellana

Wiedekon

En Wiedikon, el que de hecho sería barrio judío de Zúrich, al lado de una carretera y en los bajos de un edificio centenario nada llamativo, sin aparentes reformas por leyes de protección del patrimonio local, aparece como Coca-Cola en el desierto el restaurante peruano más popular de la ciudad: Lola’s restaurant. Una vez pasas el umbral de la puerta, ya te sientes como en casa, rebosa Perú por doquier: un cartel dando la bienvenida al lado de un enorme cuadro de Machu Picchu sobre la barra de la cocina es lo primero que uno ve al entrar, pero luego hay muchos más detallitos que le llevan a uno a nuestra querida tierra, como el caballito de totora o la danza del negroide representada en una imagen en la carta, que por cierto, es amplia.

Carta Lola's Restaurant

La especialidad de la casa es el producto del mar: el ceviche, el tiradito, el chicharrón de pescado y los choros a la chalaca, todo servido sobre cuatro conchas y acompañado de yuca, se llama «orgía marina» y es el plato estrella, me cuenta orgullosa, Lola Orellana, chef y dueña del negocio, ¡toda una declaración de intenciones!

Orgía marina

Lola es «chalaca», así se le dice a la gente oriunda de la provincia del Callao, puerto pesquero y comercial de Lima, y más concretamente del muy humilde distrito de Ventanilla. Desde pequeña se crió en el mar chalaco, viendo a su padre como pescaba de la manera más artesanal, a mano con hilo y anzuelo, y traía para su casa las piezas más frescas que ya muchos hubiéramos deseado. Y así fue como nació su espíritu por cocinar el mar. Entre sus recuerdos de infancia está que sólo con un poco de aceite, sal y especias, tenía un pescado sabroso en el comedor de su casa.

La chef Lola Orellana

Hace nada menos que 16 años, Lola dejó su mar del Callao y lo cambió por las orillas del lago de Zúrich, y hace tan sólo 7 que emprendió su negocio de restauración. Como reza el refrán, lo que se aprende en la cuna siempre dura, y con ese saber aprendido de años, lo puso en marcha. Pero se encontró con un gran desafíoa pesar de estar plagado de lagos y ríos, ni Zúrich ni el resto de Suiza tienen mar, con lo cual, hay amplia variedad de peces de agua dulce pero de salada, nada de nada. Además, Suiza es un país que donde comer pescado es algo menos que un lujo, pero si encima hablamos de pescado de mar, ya es casi un espejismo para quien no se lo pueda permitir. Para que se hagan una idea, en el supermercado dos filetes de salmón cuestan 30 euros, ¡una clavada al bolsillo!. Y a la contienda se une lo más obvio, la falta de ingredientes peruanos en tierras alpinas.

Con todo este berenjenal en la cocina, le ha costado encontrarle el punto al ceviche, pero tras probar con diferentes pescados europeos y aplicar algunos trucos como pasarlos por salmuera, ha superado la prueba. En el canal local TeleZüri revela dos de sus secretitos culinarios: el primero es que utiliza el zanderfilet (lucioperca), un pez de agua dulce muy valorado en Europa, de carne luminosa, tierna con pocas espinas y de sabor delicado. Algunos entendidos incluso la colocan un nivel más alto que el salmón, y se suele utilizar para sushis, sashimis, ahumado, al horno o cocido. Y el segundo, son con las cebollas moradas suizas, que tienen un olor tan concentrado que hace llorar hasta el más duro de pelar -me han abatido incluso a mí con las lentillas puestas-, para lo cual, le echa un poco de agua con la piel del limón, y así hace que rebaje un poco el potente aroma.


(Ver vídeo 4:10)

El pescado lo encarga a un almacén de mayoristas de la zona, y si no fuera poco, para conseguir los demás insumos, o bien se los mandan de Perú o bien ella viaja personalmente a Madrid, Barcelona o Milán, aprovechando que tiene familia y amigos en aquellas ciudades. Se nota el gran trabajo que hay detrás de ese amor a su cocina, algo que los clientes apenas verán reflejado en un plato, pero que sin duda lucha por conseguir el aprobado en la experiencia disfrutada.

Finalmente, le pregunto si ha notado algún cambio positivo a raíz del fenómeno gastronómico que vive Perú y la respuesta fue un contundente «no», salvo por los medios de prensa locales importantes que hacen eco sobre la comida peruana en Suiza, que sí que le ha conseguido atraer a algún curioso.

La mayoría de sus clientes son peruanos, pero también suizos que llegan porque tienen algún amigo que les lleva. En mi impresión se nota que en la ciudad no ha calado aún nuestra gastronomía, puesto que apenas existe otro restaurante más aparte del de Lola, y tampoco es que sea fácil ver tiendas latinas, y mucho menos tener variedad de productos peruanos, claro que hay que tener en cuenta que en toda Suiza son un poco más de 2 mil compatriotas.

Lola’s Restaurant

  • Dirección: Manessestrasse 32, 8003 Zúrich
  • Teléfono:  044 554 82 63
  • Buffet: 3er domingo de cada mes