La dulcería es lo que popularmente conocemos como una pastelería. En el Perú colonial, la herencia repostera ha tenido mucho que ver con la radicación de las monjas españolas en nuestras tierras. Muchos monasterios eran afamados por sus dulces. En Lima, por ejemplo, El Carmen presumía de sus buñuelos de miel espolvoreados con hojas de arroz y lentejuelas de oro.
Hoy en día, las dulcerías sobreviven con este nombre en las Islas Canarias y en América. Como en Trujillo, ciudad ubicada al norte de Perú, la Dulcería Doña Carmen es famosa por sus postres tradicionales. La fundadora, del mismo nombre, empezó en 1925 con el negocio que llevan actualmente sus nietas. En sus inicios, Doña Carmen empezó desde abajo, con una pequeña mesa y un brasero con ollas afuera de su casa, en el que iba calentando sus dulces. El aroma seducía a todo goloso que pasara por la calle, por lo cual se llevó el apelativo de «Doña Tentación». Y por la misma tentación, fue también como yo caí en esta tradicional dulcería del Jirón San Martín, cerca a la Plaza de Armas. El ambiente del local guarda el espíritu de las dulcerías antiguas, mesas y sillas de madera, y un escaparate lleno de manjares deliciosos, en el que se te van los ojos…
Algunos de los postres de la Dulcería Doña Carmen
El dulce de higo tarda hasta 3 días de elaboración
La leche asada está hecha de leche fresca
Cheesecake de fresa, se sirve a temperatura ambiente
Dulcería Doña Carmen
- Lo recomendaría: Visita obligada, si vas a Trujillo
- Dirección: Jr. San Martín 814, Trujillo
- Teléfono: +51 987 300 166
Fuentes del texto:
«Palabras Moribundas», de Pilar García Mouton y Álex Grijelmo
Entrevista de la repostera Sandra Plevisani
«Cocina Monacal en la Lima virreinal», de Eduardo Dargent Chamot